El mundo está cambiando y la forma en que obtenemos nuestra energía también está evolucionando. En los últimos años, hemos visto un aumento en la conciencia ambiental y una mayor preocupación por el impacto que nuestras acciones tienen en el medio ambiente. Como resultado, muchos países están tomando medidas para reducir su huella de carbono y adoptar fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Uno de los países líderes en esta transición es China. A pesar de ser el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, China ha estado trabajando arduamente para cambiar su imagen y convertirse en un líder en energía limpia. Y los resultados son impresionantes: actualmente, el 25% de la energía en China proviene de fuentes limpias.
Este logro es una gran noticia para el medio ambiente y para el futuro de nuestro planeta. Pero, ¿cómo ha logrado China este avance y qué podemos aprender de su ejemplo?
En primer lugar, es importante destacar que China ha estado invirtiendo en energía limpia durante décadas. En la década de 1980, el país comenzó a desarrollar su industria de energía solar y, en la década de 1990, comenzó a invertir en energía eólica. Estas inversiones han dado sus frutos y hoy en día, China es el líder mundial en la producción de paneles solares y turbinas eólicas.
Pero no solo se trata de invertir en tecnologías limpias, sino también de implementar políticas y regulaciones que fomenten su uso. En 2015, China se comprometió a reducir su intensidad de carbono en un 60-65% para 2030, lo que significa que producirá menos emisiones por unidad de PIB. Además, el país ha implementado un sistema de cuotas de energía renovable que obliga a las empresas a utilizar una cierta cantidad de energía limpia en su producción.
Otro factor importante en el éxito de China en la energía limpia es su enfoque en la investigación y el desarrollo. El país ha invertido en la creación de centros de investigación y en la formación de expertos en energía limpia. Como resultado, China ha desarrollado tecnologías avanzadas y ha reducido significativamente los costos de producción de energía solar y eólica.
Pero no solo se trata de tecnologías limpias, sino también de una infraestructura adecuada para su uso. China ha invertido en la construcción de redes de transmisión de energía para llevar la energía limpia de las áreas rurales, donde se produce, a las áreas urbanas, donde se consume. Además, el país ha implementado incentivos para que las empresas y los hogares instalen paneles solares en sus techos y utilicen energía eólica.
Todo esto ha llevado a un aumento significativo en la capacidad de energía limpia de China. En 2019, el país agregó 30 gigavatios de energía solar y 24 gigavatios de energía eólica a su red eléctrica. Esto es más que cualquier otro país en el mundo y representa un aumento del 25% en la capacidad de energía limpia de China en comparación con el año anterior.
Pero China no se detiene ahí. El país tiene como objetivo alcanzar el 35% de energía limpia para 2030 y ser completamente neutral en carbono para 2060. Esto significa que para entonces, todas las emisiones de carbono del país se compensarán con la absorción de carbono o la eliminación de emisiones.
Este compromiso de China con la energía limpia es un ejemplo a seguir para otros países. No solo demuestra que es posible reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, sino que también es rentable y beneficioso para el medio ambiente. Además, China ha creado un mercado global para la energía limpia, lo que ha llevado a una mayor competencia y una reducción en